Feb 04 2012

ÁLBUM MORISCO (II): UNA REUNIÓN DE LAS FUERZAS VIVAS DE LA PUEBLA DE CAZALLA HACIA 1.957

Publicado en GENTE MORISCA,LA PUEBLA

Os traemos esta semana fotografiadas al Blog Morisco, un par de escenas cotidianas de la Puebla de Cazalla de 1.957 que aun en su aparente sencillez servirían no obstante para revelar con singular nitidez, a una mirada atenta, algunas de las idiosincrasias de la sociedad de aquel tiempo, tan distinta en muchos aspectos de la nuestra de hoy y de la que sin embargo la actual ha heredado algunos rasgos que siguen perviviendo en la misma.

Como podéis comprobar se trata de una reunión de diversos personajes moriscos de la época que se encuentran con un motivo que aunque no sea directamente deducible por las imágenes, hemos logrado averiguar preguntando a alguno de los presentes que todavía vive y sigue siendo vecino de La Puebla de Cazalla: se trata de la celebración de la primera comunión de los alumnos de un colegio, y el lugar de la misma es probablemente el colegio San José.

Estos personajes conformaban lo que respecto de la época franquista designábamos como las <<fuerzas vivas>> de una sociedad rural, la de la Puebla, si bien es verdad que en aquellos años, casi todo en España, y más aún en Andalucía, seguía siendo rural pues aún no se habían producido los cambios, o estaban en sus primeros comienzos, que en la década siguiente desplazarían el centro de gravedad de lo social hacia las grandes concentraciones urbanas.


Fig. 1. Una reunión de fuerzas vivas en La Puebla de Cazalla. Si deseáis ampliar la fotografía cliquead sobre ella

En la fotografía son todos los que están aunque no están todos los que eran: los curas como representantes de la Iglesia, el alcalde en nombre del Ayuntamiento, los maestros, la Guardia Civil y quizás faltan como personajes típicos de estos entramados de poder locales el farmacéutico y el médico, aunque no hay que olvidar que estos gremios ocuparon en varias ocasiones la alcaldía de la Puebla de Cazalla franquista en las personas, primero de D. Joaquín Herrera Blanco, después de D. Juan Gutiérrez Rienda y por último del doctor D. Pablo Bracero Monge. Pero amigos lectores del Blog,  vayamos sin más comentarios preliminares a informaros de quiénes eran estas personas y algunas de sus circunstancias, al menos de los que hemos podido conocer, comparecientes en la fotografías.

1. Posiblemente era D. Diego, un maestro natural de Marchena que estuvos unos años entre nosotros. 2. D. Francisco Romero Muñoz del Pozo. Maestro, morisco, hijo de empleado del Ayuntamiento. Luego fue director del colegio Santa Ana y regentó un despacho de quinielas en la calle Victoria. Sus hijos y sus nietos, algunos de los cuales son así mismo maestros, siguen viviendo aquí. 3. D. Julio Fernández Querino, natural de la villa ducal. Vivió en la avenida de Antonio Fuentes con su mujer; Rosarito Calderón, y sus cuatro hijos: Julio, Juan José, Alberto y Mari. Al final de los años 60 murió en un accidente de caza después de lo cual su familia se trasladó a Osuna donde su mujer trabajó muchos años como administrativa del instituto Rodríguez Marín. Fue director del colegio San José. 7. D. Fernando Barrera Conde, maestro, falleció unos pocos años después de la fotografía, su viuda, Carmela, y dos hijos se fueron a vivir a Sevilla, tenían casa en la avda de Antonio Fuentes. 10. D. Antonio Hernández Parrales, párroco de la localidad, escribió unos Apuntes para la Historia de La Puebla de Cazalla que podéis consultar en el post correspondiente al 27 de octubre de 2.009. Poco después de esta fotografía sería trasladado a Sevilla donde se ocuparía en el archivo de la catedral. 11. D. Germán Cano Huertas. Alcalde de la Puebla de Cazalla, labrador que vivía en la calle Mesones, voluntario en su momento como combatiente en los ejércitos de Franco durante la guerra civil, fue nombrado entonces jefe de la VI Bandera de las milicias de FET y las JONS. También jefe local de la Falange de la Puebla y alcalde de la misma desde 1.952. Estaba en posesión de la medalla de la Vieja Guardia y la cruz de caballero de la Orden de Cisneros, así como de otras condecoraciones. 13. D. Manuel maestro natural de Osuna, estuvo muy poco tiempo en La Puebla. 14. D. José Rodríguez, maestro, vivía en la calle Victoria con su mujer Dª Carmen Sández maestra también, ambos habían sido represaliados por la dictadura antes de llegar a la Puebla. Aquí tuvieron cuatro hijos, dos mujeres y dos varones que son o fueron profesores en Cádiz. De las chicas Dª. Mari Carmen fue maestra en Aguadulce y la otra se casó con un paisano nuestro, D. Enrique Barrero, secretario del Ayuntamiento de Sevilla y presidente del Ateneo de esa ciudad. Uno de los hijos, D. Rafael Rodríguez Sández, fue el autor del libro Querida Puebla, de tan grata lectura para cualquier morisco. Formado tal vez en los principios de la Institución Libre de Enseñanza, todavía evoca D. José Rodríguez un cariñoso recuerdo en quienes fueron sus discípulos de aquellos años por el exquisito trato que les daba a todos los chicos, los pobres y los que no lo eran, en una época en la que el castigo físico y la discriminación en la escuela eran algo tan habitual. En los años 60 la familia se trasladó a Aguadulce. Enseñó en la escuela que había en la calle Victoria donde hoy está la biblioteca municipal, prácticamente enfrente de su casa.


Fig. 2. Mismo acto en distinto momento. Para ampliar la fotografía cliquead también sobre la misma

1. Manolo Cárdenas, vive jubilado en Sevilla, hermano de Pepe Cárdenas que trabajaba en la Cámara Agraria. 2. D. Avelino Parrilla López, maestro en la plaza Nueva, también vivía en la avda de Antonio Fuentes, después de jubilarse estuvo unos años en la Puebla pero posteriormente se fue a Sevilla, su mujer, Dª Carmen, vivió hasta los 100 años. Su hija Rosalía se casó con un maestro de Granada, D. Antonio, llamado <<el de Colonia>> por una colonia escolar que hubo en proyecto construir y que luego no se llevó a cabo, falleció prematuramente de una dolencia cardíaca. 3. Este hombre se apellidaba Gómez y le llamaban <<el Alférez>> seguramente porque hubiera sido alférez provisional en la guerra civil, estaba muy vinculado a la Falange local de cuya directiva es probable que formara parte. 4. D. Eugenio Álvarez de Sotomayor Morales era el director del colegio San José en la época. A los pocos años de esta fotografía se trasladaría con su mujer Dª Matilde a Córdoba, su hijo Eugenio también fue maestro. 5. D. Miguel del Valle, maestro, era natural de Morón. Vivió en la calle Victoria y en la calle Mesones. De La Puebla de Cazalla se trasladaría a Morón. Dos de sus hijos fueron también maestros, uno en Sevilla y otro, que se llamaba Miguel, en Villanueva de San Juan. 6. D. Casimiro Calvo Zapata es probablemente uno de los sacerdotes que mejor recuerdo hayan dejado nunca de su ministerio en la Puebla, cuentan de él, aún hoy en día, numerosas anécdotas sobre su bondad y su caridad para con los más menesterosos de los que tantos había en aquellos momentos. Una de esas anécdotas, quizás la más célebre, es que un día un pobre vestido con andrajos le pidió una prenda de vestir para tapar sus vergüenzas y D. Casimiro entrando en un zaguán se quitó los pantalones para dárselos al otro que estaba más necesitado. Pocos meses después de esta fotografía se fue de nuestro pueblo sustituido por D. Ángel Segura Lorca en circunstancias no exentas de cierta polémica. Parece que unos años más tarde abandonaría las ropas talares secularizándose y hasta contrayendo matrimonio según se oyó en nuestro pueblo. 7. Puerto, guardia civil, cuando se jubiló en el cuerpo estuvo trabajando unos años de conserje en el casino de Artesanos en el tiempo en que éste se encontraba en la calle Victoria pero no en su emplazamiento actual sino en el original cercano al cine San José de invierno. 12. D. Antonio Santos Andrade <<Toto>>, vive actualmente en la Puebla y es empleado de gasolinera, era uno de los niños que aquel día hacía su primera comunción. Las demás personas que aparecen en las fotografías no hemos podido identificarlas aun.


Fig. 3. Niños haciendo gimnasia en el patio del colegio San José. La fecha de la fotografía, aparecida en una entrada anterior y ahora corregida en su determinación, es anterior a 1.957 pues aparece en un cuadro colgado de la pared en la fotografía de la fig. 1.

Ahora, para terminar, os ofrecemos la colaboración del amigo D. Antonio Rodríguez Crujera que evoca así en su memoria a algunos de los maestros que aparecen en las fotografías anteriores: De todos los que fueron mis maestros, hay algunos de ellos de los que conservo mejores recuerdos: don José Bonilla, un hombre afable de gran bondad y comprensión para con los niños; don Avelino Parrilla López, también buen hombre y gran maestro muy querido por mí, y yo por él, del cual aprendí muchas buenas cosas, y del que algunos niños injusta y cruelmente se burlaban; don Eugenio Álvarez de Sotomayor, don Fernando, don Julio y otros más cuyos nombres ahora no recuerdo bien, pero que marcaron en mí un camino e interés en, y por el aprendizaje, que me ha servido considerablemente para seguir después de ese período educacional, mostrando interés por la lectura, la cultura en general y el desarrollo de mi formación autodidacta” … “Uno de mis profesores en esos años era un maestro que ya he nombrado antes. Su nombre era don Julio; al que queríamos por ser un hombre bueno con los chiquillos, y gran fumador que nos mandaba a los niños al Estanco para que le comprásemos cajetillas de un tabaco negro llamado <<caldo de gallina>> cuyos cigarrillos venían a medio liar, y él los liaba con una hoja de un librito de papel Jean. Después, se lo fumaba en la clase, muy despacito y parsimoniosamente. Al parecer, no había en los colegios de entonces zonas restringidas para maestros fumadores. ¡Hay que ver cuánto han cambiado las normas y el mundo!
Así era la España de los años cincuenta, y así los maestros; esforzados hombres dedicados a la enseñanza con mucha vocación y poco sueldo y estímulo, que desde sus casas al lado del paseo, la mayoría de ellos acudían a diario a los centros escolares montados en su bicicleta. Hombres que en aquellos tiempos enseñaban lo que se les permitía”.

Gracias amigo Antonio por tu generosidad para con el Blog Morisco, y gracias también a todos los numerosos amigos que nos siguen semana a semana y que con su cálido aliento nos ayudan a estar puntuales en la cita que tenemos con todos ellos.

18 comentarios

18 comentarios en “ÁLBUM MORISCO (II): UNA REUNIÓN DE LAS FUERZAS VIVAS DE LA PUEBLA DE CAZALLA HACIA 1.957”

  1. Manuel Calvoel 17 Nov 2019 a las 10:07

    Hola.
    Soy Manuel Calvo, hijo de ese cura tan querido, Casimiro Calvo Zapata. Confirmaos que sí se casó y tuvo hijos. Aunque siempre estuvo orgulloso de su labor como párroco. Fue un buen cura pero un mejor padre. Fue profesor de historia y filósofo de vocación. Gracias por recordarlo con tanto cariño.

  2. Juanel 24 Jun 2012 a las 19:06

    Para Antonio Espinosa de Juan. Pues sí Antonio, he leido tu mensaje repasando los varios temas que hay y efectivamente mi madre Asunción hacía la leche para los alumnos y aunque cuando yo estuve en la escuela no la había, sí que la tomé muchas veces en casa, ya que don José de vez en cuando le daba a mi madre un poco de leche en polvo que por cierto hasta alguna vez cogía alguna cucharada y me la metía en la boca tal cual y a mí me gustaba. Yo sí que me acuerdo de tu padre que creo recordar que vivía en la calle Mesones y aunque no creo que me tratase, no por ello me he olvidado de su figura. Creo recordar que tenía el pelo cano y de presencia era un señor. A mí los tres o cuatro médicos que había en La Puebla por entonces me producían mucho respeto, así como los profesores, el cura y la guardia civil, pero éstos por otros motivos muy distintos al de los anteriores. Y el motivo de no acordarte de mí, es nada más y nada menos, porque yo te llevo por lo menos 5 años y eso es bastante para ello. Me da una satisfacción grande de que te acuerdes de mi madre Asunción, la que hacía la leche porque al mismo tiempo se acuerda uno de la escuela y eso ya es importante. Espero que en la vida te haya ido bien y que hallas llegado a ser un hombre de cultura tal como fue tu padre. Un abrazo

  3. Antonio Espinosael 29 May 2012 a las 19:52

    Para Juan y Paco Márquez.

    Queridos antiguos compañeros:
    Esta es la primera vez, desde hace más de 50 años, que vuelvo a”oir la voz” de algunos de quienes estuvimos en esos años bajo la tutela inolvidable de Don José Rodríguez, nuestro maestro.
    A ti Paco te recuerdo como si fuese ayer, en una imagen imborrable, en los últimos minutos de la clase que constituían un ritual diario para todos, con los brazos cruzados y la espalda recta, en tensión hasta casi el espasmo. Esta incómoda pose -obligada para todos- era el salvoconducto para ser nombrado por D. José y salir a la calle en riguroso orden de buen compotamiento y silencio. En Tu caso, el nombramiento casi siempre iba acompañado del de tu hermano Justo. Lote completo.
    En cuanto a ti, amigo Juan, tengo un vago recuerdo. Pero de quien no tengo dudas es de tu madre preparando la leche en polvo a media mañana. Asunción, ¿verdad? ese era su nombre.
    Mi nombre es Antonio Espinosa Rodríguez y soy hijo de uno de esos médicos que nombraste, Juan: Don Francisco Espinosa Crespo, por supuesto ya fallecido y en cuya memoria se rotuló la avenida de su mismo nombre frente al Paseo.
    Me alegra mucho enviaros este mensaje, desde la añoranza de la niñez, a vosotros y a todos los que compartimos un tiempo que ya está en la memoria.
    Un abrazo.

  4. Estimado paisano:

    Hasta hoy no había leído este comentario tuyo en el Blog Morisco, y ahora paso a contestarte.

    Efectivamente, hace ya muchos años, en 1962 (este año se cumplirán 50) que mis padres decidieron marcharse a Estepa porque a mi padre lo llamaron ofreciéndole un trabajo, y sí es cierto que trabajaba en el garaje de Bernardo Vargas, que estaba casi al final de la calle La Cilla.
    Mi padre, José Rodríguez Rodríguez que aún vive, ha cumplido 89 años, pero mi madre, Dolores Crujera Romero, murió hace tres años.

    Éramos cuatro hermanos, Antonio, Pepe, Dolores y Fernando. Mi hermano Pepe es el que tú recuerdas que tenía gafas.

    Yo soy el mayor y dices que estuvimos juntos en la escuela San José. Casi no recuerdo a los niños de entonces, salvo a varios de ellos porque éramos vecinos y amigos, como a Juanito Menese Scott y a todos sus hermanos y hermanas que vivían frente a mi casa en la calle San Fernando; a los hermanos Fernández Gerena; Manolo, Francisco y José, también vecinos, así como a otros de de mi edad, que recuerdo muy poco, porque hace ya cincuenta años que falto de La Puebla, y me fui con catorce. Se van perdiendo los lazos de unión y los recuerdos de la niñez. Desafortunadamente, eso es lo que tiene la emigración: el desarraigo de la tierra natal, y el desvanecimiento de los recuerdos vividos y de las gentes con las que creciste.

    Me gustaría que me mandaras esas fotos que dices que tienes, donde aparecen mi padre y algunos de sus amigos que yo sí recuerdo. Le hará ilusión verlas.
    La dirección de correo electrónico que tengo es esta:
    rodriguezcrujera@hotmail.com.

    Si no las tienes digitalizadas en el ordenador, ponte en contacto conmigo y te daré la dirección de mi casa por si puedes mandarme copia en papel de las fotos que tienes de mi padre.
    Te lo agradeceríamos él y yo.

    Espero que leas este comentario y estemos en contacto.

    Un afectuoso saludo, a ti y a todos los paisanos moriscos.
    Antonio Rodríguez Crujera.
    30 de marzo de 2012.
    __________________________________
    http://desdelaalcazaba.blogspot.com.es/

  5. Para Juan de PACOel 29 Feb 2012 a las 19:36

    Bueno Juan Pazos, una vez aclaradas mis dudas, en cuanto, donde estuvo Don José Rodríguez, si antes en Plaza Nueva o depués en la Victoria, y viceversa, doy por zanjado el contencioso, pero que conste que tú tenias razón. En lo de la entrada de agún abejorro en la clase, sabes que te digo, que también ocurría lo mismo cuando yo estaba, se ve que esto formaba parte de alguna asignatura, para ver la agilidad y destreza de algunos alumnos, que casi siempre eran los más inquietos, a parte rompía un poco el aburrimiento de algunas clases, sobre todo en primavera, recuerdo que el artilugio que usaban para dar caza a semejante volador, era algún cuardeno o libro con la pasta dura.
    Bueno Juan, seguiremos recordando algunas anécdotas más en posteriores comentarios.
    Un abrazo

    Paco

  6. Para Pepe Muñoz de PACOel 29 Feb 2012 a las 19:02

    Pepe, tu eres JOSE MUÑOZ ALVAREZ, hijo del” Peña” y de Isabelita la del “Jardero” la ultima vez que nos vimos fué en la feria, de esto hara varios años, fué una noche en una caseta. Estuvimos conversando un rato, me dijiste que andabas por la provincia de Málaga, no recuerdo el pueblo. Yo resido en Linares desde el 2.0004, despuès de haber estado casi 30 años fuera de Andalucia, por diferentes regiones de España. Por la puebla voy un par de veces al año, o más, cuando las circunstancias lo requieren, en una de estas veces me encontré a tu hermano Manolo y le pregunté por ti, también vi a tu padre paseando por el Bar de Benitez,él a mí no me reconoció. Cuando estoy en la calle Sevilla, me da mucha pena, pués la mayoria de las vecinas y vecinos han pasado a mejor vida, la última fuè Anita la “Recovera” que su casa estaba enfrente a la mía.
    Bueno Pepe, recibe un abrazo de tu vecino y amigo Paco, y hasta otra.

  7. pepe muñozel 27 Feb 2012 a las 20:18

    Este hombre de la segunda foto con el numero 3 era el suegro de cadena el guerdia civil que vivia en la calle el sol y con ellos vivia este hombre abra persona que no lo conosca la nieta de este alfere era abuelo de la mujer de Jesus Hormigo.

  8. Juanel 25 Feb 2012 a las 18:55

    Pues sí Paco, el problema de llevar yo la razón es, ni más ni menos, que yo soy varios años mayor que tú. Cuando yo dejé la escuela de la calle Victoria, en el año 1954, para marchar al Seminario, tal vez tú entraste en ella y esa es la diferencia. Lo que sí veo es que tú tienes, aparte de explicarte muy bien, es que te acuerdas de aquéllo tal como una vez me dijiste a través de los comentarios de La Puebla que dejaron de admitirlos no sé por qué. Sea como fuere, es que nos acordamos de la escuela y de nuestro maestro don José Rodriguez, y ahora me estoy acordando de…
    En la escuela de la Plaza Nueva, entraban de vez en cuando algún que otro abejorro de aquellos que hacían mucho ruido con sus alas chocando en los cristales, los cuales nosotros nos divertíamos cuando entraba. Pero no nos divertíamos por verlos a ellos, sino más bien cuando don José, le decía a cualquier alumno de los más traviesos a que los echara a la calle. Entonces se ponía o se ponían a saltar hacia arriba para cogerlos y al cabo del rato o de un ratillo, lo conseguían. Esto era porque por la parte que daba a la calle casi todo el colegio era de cristales no así la otra parte, y entraban por alguna ventana abierta para que nos aireara cuando hacia caslor. El caso que no recuerdo de que lo mataran y, más que nada era porque preferían cogerlo vivo y echarlo para que otra vez volviera y con ello la diversión continuaría. También, es que no es que entraran cada día, pero sí al cabo de dos o tres. Y anteriormente he dicho que el maestro se lo decía a los más traviesos, porque son éstos los que tenían una mayor destreza en hacer esa faena, porque los más aplicados no lo éramos en ese sentido. Claro que mirándolo bien, es que los llamados traviesos le gustaban poco estudiar porque si fueran aplicados, a más de lo otro, serían genios.

  9. Para Paco Marquez Sanz de pepe muñozel 25 Feb 2012 a las 12:54

    Paco Marque Sanz yo teboi allamar asi porque asi escomo siempre te e llamado y aunque ese tienpo que nos nosbemos siempre que boi a la Puebla pregunto porti atu hermeno Pedro a Pepe o Justo aeste lo beo meno , Paco emos gugado mucho en la calle Sevilla porque yo vivia un poquito mas abajo no se si lla sabe quien soi soi Pepe de la Isabelita a que meconose, Paco como estas tu y tufamilia no sotro estemo bien.

    +paco aber tu nombre me alegre mucho y me e puesto a ponerte estas letra paa saber algo de ti yo ala beje me adado por aser cosa como seta y no se si lee los motes de la jente de la puebla que tambien me meta yo e mandado mucho y an metido barios porque hay alguno que parese ser son apellido
    pero e conceguido meter el de mi padre que es mote aunque suene como apellido como tu sabe es Peñaranda.
    Paco contestame si lo lee un saludo de un besino y amigo Pepe.

  10. Para Antonio Crujera de Pepe Muñozel 25 Feb 2012 a las 12:34

    Recuerdo ase ya bastante años se fueron de la Puebla una familia la de crujera que si mal no recuerdo era mecanico con los Vargas recuerdo de dos hijos varone uno casi de mi edad y otro mas pequeño ue usaba gafa y creo una henbra Antonio tu ere el mayoro el pequeño siere el mayor estuvimos junto en la escela San Jose.
    Antonio biendo un dia unas fotos que no se quien las metio en el correo pero lasvi y conosi barios de ellos cuando benga mi hija les boi adesir que las meta para que las bea tu padre que espero que aun viva , esta tu padre el fiel que era cosario Salvador de la verday unos niños y barias foto mas que tu padre ba acoce un saludo de un paisano que como tu por el trabajo estamo fura de el pero no en el pensamiento .

  11. PACOel 21 Feb 2012 a las 21:25

    Efectivamente Juan, soy Franciso de Asis Márquez Sanz, nada más leer el comentario sabia que era tuyo, y llevas razón, claro que yo también tenia parte de ella. Yo ingresé aproximadamente con 4 años, y lo hize en la calle Victoria, que por cierto, Don José Rodriguez puso pega en mi ingreso debido a mi corta edad, y que la clase ya estaba completa, y gracias al empeño de mi padre pude ingresar. Pasado varios años despues nos trasladamos a la escuelas de la Plaza Nueva. Mi desconocimiento era, que ya habia estado Don José Rodriguez anteriormente en la Plaza Nueva, yo este dato, como digo antes no lo conocia. Bueno amigo y paisano Juan, te pido disculpas por poner en duda tu reconocida memoria ,como lo estas demostrando en todos tus comentarios sobre la historia reciente de nuestro pueblo y sobre todo tus vivencias en él antes de marchar a Barcelona.
    Los correos que mi envias son muy interesantes.

    Un abrazo y hasta otra.

    Paco

  12. Juanel 18 Feb 2012 a las 18:28

    Paco, me supongo que eres fasismarquez y te digo que yo estuve primero con D. José Rodriguez en la Plaza Nueva y después de varios años se fue a la calle Victoria y allí estuve yo también pero poco. Lo que ya no sé, es si estuvo primero en la calle Victoria, luego en la Plaza Nueva y después otra vez en la calle Victoria, porque si no es así, la razón la tengo yo. Además cuando yo entré en la Plaza Nueva, Rafael su hijo estaba allí, al igual que el hijo de Pedro Gómez de la calle Pizarra y otro que recuerdo es a Rafael el Plancha, que años más tarde se mató con su moto. Estos tres me parece que estuvieron muy poco tiempo, por lo que me parece que después estudiaron para ir al Instituto o algo parecido, y así no es de extrañar que incluso algún libro de Rafael el hijo de D. José o Pedro Gómez y del Plancha fueran algunos del Grado Medio que uno de ellos me dió a mí don José.
    Bueno Paco, contéstame y seguiremos recordando nuestros años jóvenez de la escuela. Además yo soy Juan Pazos Quijada, que mi madre hacía la leche en la escuela de la calle Victoria. Un abrazo

  13. PACOel 17 Feb 2012 a las 21:13

    Le tengo que rectificar a mi paisano Juan en su anterior comentario, el primer centro escolar donde impartió sus clases DON JOSE RODRIGUEZ fué en la calle Victoria, conocido popurlamente por “los comedores” y posteriormente se trasladó a la Plaza Nueva. Una vez que se trasladó a Aguadulce, fué sustituido por DON AVELINO PARRILLA LOPEZ, yo estuve, junto con mi hermano, en los dos centros escolares y con ambos maestros.

  14. rafael rodriguezel 14 Feb 2012 a las 17:59

    Agradezco a los redactores de esta entrada la afectuosa alusión a mis padres, y a Juan el cariñoso relato que hace sobre ellos.
    Muchas gracias a ambos.

  15. Antonio Rodríguez Crujerael 08 Feb 2012 a las 10:20

    Desde estas líneas, quiero agradecer a las personas responsables y redactores del “Blog morisco”, las fotografías que han publicado en este artículo, así como la gentileza que han tenido conmigo por la inclusión de un fragmento -ya publicado aquí-, de la conferencia que di en La Puebla, donde hablo de mi relación con algunos de mis maestros, y de las experiencias vividas en ese período escolar que tanto nos marcó a todos en nuestra preparación como mujeres y hombres para el futuro.

    Respecto a las fotografías, quiero decirles que me han sorprendido gratamente, aunque yo, desde mi óptica de niño, veía entonces a mis maestros; don Avelino, don Julio y don Eugenio, más mayores de lo que los veo en las fotos.

    De don Avelino, tengo muy buenos recuerdos. Era un hombre bueno que nos enseñó muchas cosas.
    La caligrafía era una de ellas. Nos daba clases para perfeccionar la escritura, y con plumillas especiales, nos enseñaba a escribir aquellas letras “redondillas” muy elaboradas y bellas. (Entonces había tinteros en los pupitres de los colegios)
    Nos enseñaba a escribir y a ejercitar nuestra imaginación, mandándonos hacer ejercicios de redacción sobre cualquier tema. Esa faceta de mi enseñanza, recuerdo que me gustaba especialmente, y más que los “números”.
    Don Avelino era un hombre al que le gustaba mucho la agricultura. Cuando terminábamos las clases, algunos días íbamos cerca del colegio, a tomar unas muestras de tierra que luego él, mezclaba con unos líquidos reactivos y la analizaba para saber las cualidades de aquella tierra.
    Vivía en la segunda o tercera casa de la avenida Antonio Fuentes, en la acera izquierda, antes de llegar a la fábrica de aceite de la que sólo queda la chimenea. En el pequeño patio de dicha casa, don Avelino -hombre culto y curioso-, tenía una especie de casita de madera, dentro de la cual había una estación meteorológica. En dicho patio cultivaba una pequeña huerta a la que yo acudía algunas tardes; más que a ayudarle, a acompañarle en sus labores hortelanas. Su señora, me daba siempre la merienda que consistía en un pedazo de pan y un trozo de chocolate.
    Eso era en mi etapa escolar en el colegio San José, pues después, con once o doce años, pasé a la escuela que había en la Plaza Nueva, donde me preparó don Avelino para el examen final de curso, en el que obtuve mi certificado de estudios primarios.

    Un par de años después, en octubre de 1962 me marché de La Puebla a Estepa, donde vivo desde entonces, y ya nunca más pude ver a mi querido maestro y amigo. Pero nunca lo olvidaré.
    Sólo supe que se marchó a Sevilla y allí falleció.

    Don Eugenio Álvarez de Sotomayor, era un hombre distinto; no mejor ni peor, pero distinto, muy disciplinado y disciplinario, y recuerdo que sobre todo por las tardes, algunos días nos daba unas clases que a mi me gustaban especialmente por lo distendidas y relajantes que eran, pues nos contaba anécdotas de su pueblo, (Puente Genil, en Córdoba) cosas curiosas de la historia y hechos que habían ocurrido etc etc.
    Don Eugenio era un hombre más serio, pero también muy buen maestro.

    Espero no haber cansado a los pacientes lectores de este blog morisco con el relato de algunos de mis recuerdos y vivencias de aquella etapa de la escuela, que nos han traído a la memoria estas fotografías tan llenas de nostalgia y añoranzas de un tiempo que por ser pasado, no fue ni mucho menos mejor, pero que recordamos con cierto agrado.

    Un saludo con todo afecto a mis paisanos moriscos.

    Antonio Rodríguez Crujera
    Estepa, 8-2-2012

    http://desdelaalcazaba.blogspot.com/

  16. Juanel 07 Feb 2012 a las 18:05

    Este Antonio Gutiérrez que he mencionado anteriormente es, Antonio Hurtado Gutiérrez, se le conoce por el mote pero no me acuerdo.
    Ahora voy a pegar una opinión que tengo escrita sobre don Casimiro.
    Don Casimiro
    Casi toda La Puebla, sabe que don Casimiro, fue un cura que tuvimos allá por los años 1955-56, que le vino a ayudar en esas tareas a don Antonio, que duró muy poco tiempo, pero que dejó una huella muy difícil de borrar.
    Ese rastro que dejó por entonces en nuestro pueblo, me supongo que aún hoy día perdura en las memorias de sus habitantes y creo por ello, que no le habrán olvidado.
    Yo conocí a esta gran persona, el primer año de mis vacaciones, y fue en la parroquia, que me lo presentó don Antonio, esa misma noche de mi llegada, y en cuanto nos saludamos, lo primero que me dijo fue, que allí estaba él para todo lo que me hiciera falta, acompañado de una sonrisa, y ya desde aquel momento el personaje me encantó. Esa sonrisa me impactó sobremanera, porque don Antonio, nunca sonreía a nadie, y en ese sentido era bastante agrio o, por lo menos, así lo consideré siempre. Y también me impactó, ¡cómo no!, porque yo era un alumno, y no estaba acostumbrado a que dijera eso un sacerdote hecho y derecho, y más, cuando de hecho tenía que estar más o menos a sus órdenes durante mi periodo vacacional. Pero don Casimiro, era un personaje especial, como así me fui enterando después y desde luego no me equivoqué en mi primera impresión al conocerlo. Claro que también hacía de las suyas, según su madre. ¿Y sabéis qué me contó ella?
    Pues, un día me voy a jugar con su hermano a su casa, que vivía enfrente de la parroquia, como creo que lo sabréis también, que éste era más o menos de mi edad, y en un momento dado, su madre dirigiéndose a mí, porque tal vez estaríamos hablando de sus cosas, exclamó con énfasis: ¡Mira Juan, este hijo mío me va a matar a disgustos!
    Como comprenderéis, yo en aquel momento y en mi pensamiento, también exclamé: ¡vaya esta expresión se la he oído decir muchas veces a mi madre!
    Pero ella apenas me dio tiempo a seguir pensando y acto seguido me dijo: mira, ¿sabes qué? El otro día llamó un pobre al portón a la hora que estábamos comiendo y él lo hizo sentar a la mesa y cuando terminó, se fue a su habitación, se quitó sus pantalones y se lo dio al pobre. Y continuó diciéndome, que si eso lo hubiera hecho una vez, vale, pero es que este hijo mío lo hace muy a menudo y un cura no gana mucho dinero para hacer lo que hace. Después me dijo algunas otras cosas y yo no supe responderle, porque… ¿qué le iba a decir sino darle la razón? Claro que la razón se la di de pensamiento, porque con 11 años que yo tenía, difícilmente me podía poner en su pellejo. Pero aquello se me quedó grabado y jamás me he olvidado de aquellas palabras dichas en un tono muy humilde, y como queriéndome decir que no había derecho a hacer lo que hacía. Ella también era pobre, además de viuda, y su hijo se las hacía pasar canutas o por lo menos, así lo entendí. ¡Pobre mujer!
    Pues, en mi segundo año de vacaciones, ya no estaba don Casimiro. Según me dijeron lo habían echado. Lo había echado don Antonio porque suponían que habría dado malos informes de él o algo por el estilo.
    Yo lo sentí bastante por haber perdido a una persona tan acogedora, que junto con su sonrisa, se sentía uno seguro estando a su lado, porque te transmitía seguridad y tranquilidad. Eso es. Cuando te hablaba, te daba buenos consejos y aunque yo ya estaba acostumbrado a ello, no todos tenían ese don que poseía don Casimiro, porque además de trasmitir seguridad y tranquilidad, te trasmitía al mismo tiempo felicidad. Y eso no lo sabía hacer don Antonio, al revés. Yo siempre lo consideré una persona agria y nunca tuve un buen concepto de su persona. A través del tiempo, hasta ni me atrevo a escribir lo que pienso de él, pero no porque me hiciera algo, sino más bien porque le fui indiferente para todo, y nunca tuvo una palabra amable para conmigo. Pero, eso sí, él también fue indiferente para mí. Pero la gran diferencia, es que yo era un niño.
    Pues con el tiempo me enteré de las cosas que hizo nuestro personaje en cuestión y, desde luego mirándolo bien, y desde el punto de vista de hoy día, era un auténtico revolucionario.
    Y de las cosas de las cuales me enteré, todas eran de una calidad inmejorable de difícil superación y así no es de extrañar que todas las gentes hablaran muy bien de dicho personaje y todo el pueblo lo quería mucho. Y decían que…
    En cuanto llegó al pueblo se iba con los chavales a jugar a la pelota, pero era nada más, ni nada menos, que ganárselos para que fueran a misa. Y según me dijeron lo consiguió.
    Otro decía que visitaba a los enfermos, mientras más pobres mejor, y conseguía para ellos algo que les ayudase a salir del trance, tanto de alimentos como algo de dinero, y los reconfortaba en la medida de lo posible, en una mirada hacía el de Arriba.
    Según otro, a una señora muy pobre le estaba haciendo obra en su casa, pidiendo ladrillos a los tejares, y después se iba a hablar con algunos albañiles, para ver de que pudiera hacer algunas horas gratis después de haber dado de mano en su trabajo. Y desde luego lo conseguía y además él también trabajaba como de peón. ¡Increíble!
    Pues esas cosas era lo que hacía don Casimiro, que seguramente fueron muchas más y, desde luego, su travesía por La Puebla, me supongo, que aún perdura en el pensamiento y recuerdos de muchos, y por la parte que me tocó a mí, tan sólo le puedo decir: ¡muchas gracias, don Casimiro!

  17. Juanel 06 Feb 2012 a las 18:51

    Don Jos é Rodriguez fue mi maestro de escuela desde los 5 hasta los diez años. Para mí fue un maestro muy bueno, porque aparte de enseñar tenía otras cosas como de ser una persona de bien y a mí me lo demostró y, me supongo que a otros también. Tenía 5 hijos, tres hembras (no dos como decís). y dos varones. Pero el ser una buena persona podría ser la opinión de alguien o de unos pocos. Su conducta para ser una buena persona lo demostró y, si no vean:
    Cuando cumplí 7 años, hice la primera Comunión, vestido con un pantalón corto como si se tratara de un día de fiesta y nada más, como pobres que éramos y además con diez hermanos, ocho por delante de mí y uno por detrás. Pues ese día, después de la Comunión, mi maestro me invitó a su casa a tomar el desayuno, junto a dos o tres compañeros más. Yo tan sólo me acuerdo de Antonio Gutiérrez y de Gamarro. Antonio es el que está un poco cojo que se quedó así en Barcelona y que hoy vive en la Calle Laguna y de Gamarro no sé de él. O sea que él invitó a los más pobres y a los que no teníamos posibles. Eso es un signo de grandeza, de grandeza de ser una muy buena persona. Según Antonio al término del desayuno nos dió un duro a cada uno, pero yo de esto no me acuerdo y si él lo dice será verdad, y un duro en el año 1951 era mucho dinero. El desayuno estaba compuesto de café con leche echado en tazas y galletas María y de coco. Aquello para mí era un gran desayuno, pero como era muy tímido apenas probé las galletas y Antonio me dijo en una de las veces que fui a La Puebla que él se hartó. Así que yo en cuanto terminamos y llegar a casa me tomé en un plato café de rebujina con su pastillita correspondiente, o mejor dicho un trozo de ella que me echaba mi madre y migado con pan. Ese era el desayuno que por entonces estaba acostumbrado a tomar y con ello quedé satisfecho. Y de ese día guardo también otro recuerdo y fue que después del desayuno fui a visitar a mi vecina Isabel la Triznina, y estaba su hija pequeñita en el zaguán que se había cagarruzao y estaba con sus manos tocando y frotando su pelo con aquello y al llamar a su madre que al verla decía: ¡Madre mía! ¡Madre mía! y esos fueron los dos detalles inolvidables de mi primera Comunión.
    Pero la cosa con don José Rodriguez no se ha terminado aún. Cuando llegaba la hora de comprar libros y sabiendo de antemano que éramos pobres y no nos lo podíamos comprar, cuando se iba, me supongo, algún alumno de la escuela que se había podido comprar los libros, o se iban a estudiar ya al Instituto, se los pedían y se los daba a los más necesitados de entre ellos yo. Así pude tener el Grado Elemental, Lecciones de Cosas y Grado Medio. Este último era ya el más importante libro de todos. Esto no sé si lo hizo con algunos, pero conmigo sí. Por todo ello, os dejo que seais vosotros si pensais si era una buena persona o no. Otra cosa es que su esposa doña Carmen, también era una persona muy buena y muy querida, y sus hijos eran unas excelentes personas y todos llegaron a tener la carrera de maestros, tanto de Institutos como de la Universidad.
    Don José Rodriguez estuvo de maestro en la Plaza Nueva y después enfrente de su casa en la calle Victoria, lo que hoy día es la Biblioteca y que por entonces estaba el Auxilio Social, los practicantes y el colegio. Mi madre, hubo un tiempo que hizo la leche a los alumnos y algunos aún la recuerdan.

  18. Juanel 05 Feb 2012 a las 18:50

    Estas 3 fotografías hace un tiempo que las tengo y las grabé de algún sitio del blog o de algo de La Puebla, lo cual me dió mucha alegría el ver a estas gentes de los años 50, me refiero a la fotografía, y que de hecho conozco de vista a casi todos ellos y digo casi porque a los niños apenas me vienen sus figuras y sus nombres menos aún. Por estas fechas de la fotografía había en La Puebla por entonces 3 médicos llamados: D. Francisco, Don Juan y Don Pablo y me parece que un poco antes había muerto don José Marroyo, cuyo nombre habéis nombrado anteriormente en el blog. Desde luego a la Guardia Civil se le temía mucho por entonces y cuando se veía a un tricornio de lejos algunos temblaban porque estas gentes no reparaban en nada. Yo que por entonces era un crio ya se comentaba a veces las palizas en los cuartelillos por haber robado algo que de seguro era más bien para alimentar a las familias y se debía de tener mucho cuidado en todo y por todo. LO que nunca he llegado a entender es por qué le llaman la Benemérita, porque este nombre en aquellos tiempos no les cuadraba que digamos mucho. Hoy se supone que ha cambiado bastante, se supone para mejor, pero aunque eso sea así ese nombre no me gusta nada de nada. Así otro nombre que tan poco me gusta ni un pelo a lo de llamarse Manos limpias, porque es que suena hasta mal el pronunciarlo. Ya os contaré algo sobre don José Rodriguez, mi maestro, de don Casimiro, el cura inolvidable de La Puebla, aunque de hecho lo conocí tan sólo durante los 15 días que me dieron de vacaciones cuando estaba en el Seminario.

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